Escrito por: Luis Meyer
Fotografía: Rafael García
Vídeo: Borja Rebull
Cuando quedan a tomar café, Pilarín (como él la llama cariñosamente) le enseña sus gallinas, sobre todo a Rigoberta, su preferida de las cinco que tiene, y también muestra orgullosa los huevos que acaban de poner. Pilar Chueca es una mujer de 80 años, y hace tiempo enviudó y vive sola en una casa de campo en una pequeña localidad cerca de Tudela, en Navarra, con unas vistas privilegiadas a las Bardenas Reales. Stalin Sampedro es voluntario de Cruz Roja, y quedan a menudo para contarse la vida, a veces en persona pero muchas otras a través de Alexa, el dispositivo de Amazon, conectado a una pantalla.
«El aislamiento y la soledad no deseada son dos situaciones a las que prestamos atención desde hace años, sabemos cuáles son sus consecuencias y trabajamos desde diferentes áreas para paliarlas», explican desde Cruz Roja Española. De esta preocupación nació durante el confinamiento la funcionalidad de la organización para Alexa, que pusieron en marcha junto a Amazon, Fundación Accenture y la Fundación Tecnologías Sociales (Tecsos).
«Este proyecto ha sido de doble aprendizaje:
desde el punto de vista tecnológico y desde
el de las propias personas», Carlos Capataz,
director de Proyectos Tecnológicos
de Cruz Roja Española
El proyecto instala en los hogares de colectivos vulnerables en situación de soledad (por el momento, personas mayores) dispositivos Alexa para que puedan comunicarse con personas voluntarias de Cruz Roja, como es el caso de Pilar y Stalin. «Me ha aportado tranquilidad, me hace sentir segura y acompañada», dice ella, «puedo estar en casa y al mismo tiempo en contacto con otras personas, y verlas cara a cara». Y añade, sabiamente: «Es muy importante mantener un contacto visual, humano, porque cuando hablas con alguien es fundamental ver su expresión, porque aparte de lo que te pueda decir es lo que captas cuando está hablando».
Además de para comunicarse con Stalin, con su familia y amigos, Pilar usa Alexa para escuchar música, pedirle recetas de cocina o jugar. «A veces le hago trampas», confiesa entre risas, «en general me entretiene, me mantiene activa». En invierno tiene su dispositivo en el salón, y en verano lo saca a su terraza. «Siempre lo tengo conmigo», reconoce.
Para Stalin, su relación con Pilar y las otras personas mayores en riesgo de soledad a las que atiende es un camino de ida y vuelta. «Cada vez que converso con ella me nutro de lo que me aporta, me contagia su ilusión», reconoce, pero señala que no siempre atienden a gente con un perfil tan optimista. «Hay personas con el ánimo más bajo, que recuerdan la fecha en que falleció su marido, o si es Año Nuevo les da un arranque de nostalgia… Y nosotros hemos establecido con ellos y ellas, gracias a Alexa, un grado de familiaridad que usamos para compartir vivencias, para que esas personas sepan que no están solas. Hasta tal punto nos familiarizamos que a nosotros también nos afecta emocionalmente».
El voluntario de Cruz Roja explica que, aunque es una comunicación virtual, al verse y escucharse tratan de hacerla lo más cercana posible. «Por ejemplo, nos preparamos un cafecito juntos, Pilar en su casa y yo en mi oficina, y lo compartimos mientras conversamos. Eso ha enriquecido mucho más el proyecto, porque el usuario se siente más a gusto, y se abre más a contar su día a día».
«Es muy importante mantener un contacto
visual, humano, porque cuando hablas
con alguien es fundamental ver su expresión»,
Pilar Chueca, usuaria de Amazon Alexa
en colaboración con Cruz Roja Española
Para comprobar los efectos de este proyecto, en Cruz Roja Española entrevistaron tanto a personas usuarias como a las personas voluntarias que han estado a su lado durante toda la experiencia piloto en Madrid, Galicia, Comunidad Valenciana, Canarias y Andalucía. De la encuesta se desprende que «Alexa les ha ayudado a ganar autonomía (56,5%), a comunicarse mejor con familiares y amistades (59,7%), a administrarse mejor su día a día (64,5%), a mejorar su entretenimiento (80,6%), a sentirse más acompañadas (69,4%) y a prevenir o aliviar la soledad (69,4%)». Desde la organización concluyen: «Las personas usuarias sienten que el asistente de voz les hace compañía, lo que deriva en una percepción de empoderamiento por el acceso a la tecnología que les permite actualizar sus vidas a través de tres elementos: la presencia del dispositivo, que tiene la capacidad de reducir la percepción de soledad a través de esa sensación de “estar en conversación con alguien”; las videollamadas que permiten conectarse con familia y amistades; y los contenidos que dependen del interés de la persona y que cumplen funciones diversas: ocio, información, conocimiento, culturalidad…».
Gracias a Alexa, llegamos a un grado
de familiaridad que usamos para compartir
vivencias, y que esas personas mayores
sepan que no están solas,
Stalin, voluntario de Cruz Roja
El director de Tecnología Humanitaria de Cruz Roja Española, Carlos Capataz, reconoce que su relación con Alexa comenzó con una fase exploratoria, para identificar en qué pueden contribuir los asistentes de voz a las atenciones que en la organización dan a los colectivos vulnerables. «Este proceso ha sido de doble aprendizaje: desde el punto de vista tecnológico, lo que nos ha descubierto Alexa; y más interesante todavía, lo que nos han enseñado las propias personas, que hay fines que no imaginábamos que pudiera tener un dispositivo como Alexa». Un proyecto iniciado en el primer mes de la pandemia, en abril 2020, ante la identificación inmediata por parte de Cruz Roja de la necesidad y situación de las personas mayores solucionando su vida en un momento crítico. En 2023 el proyecto se expandirá a todo el territorio nacional con una duración mínima de tres años.