Escrito por: Cristina Suárez
Fotografía: Rafael García
Vídeo: Borja Rebull
Carolina González es Senior Program Manager de Sostenibilidad en Amazon Logistics, y una de sus principales responsabilidades consiste en transmitir a los equipos de las estaciones logísticas los compromisos y desafíos de la empresa en materia de sostenibilidad. Cada día, esta joven zaragozana trabaja codo con codo con los empleados de los almacenes para acercarles las metas de sostenibilidad planteadas por la compañía, y que se engloban en un ambicioso objetivo: alcanzar las cero emisiones netas de carbono para 2040, diez años antes de lo que marca el Acuerdo de París. Una labor en la que la innovación ilumina el camino, y demuestra que hasta el cambio más pequeño puede mejorar nuestro impacto en el planeta. «En mi familia siempre se ha dicho que la unión hace la fuerza, y creo que aquí se ve el ejemplo clarísimo: tenemos que estar todos los empleados unidos, para que las pequeñas acciones que podamos realizar en el día a día, juntas, contribuyan a nuestro objetivo de sostenibilidad global», asegura.
Ser sostenible no se trata de ir tachando
objetivos de una lista, sino de transformar
poco a poco nuestra rutina hacia un sistema
mucho más verde
Sin duda, este es el reto que más me motiva. Formar parte del equipo de sostenibilidad te da la capacidad de poder llegar a muchas personas y transmitir el mensaje de que la sostenibilidad es una forma de vida y depende de todos. En el caso de Amazon, es fundamental hacerlo a través de todos los equipos, desde puestos directivos hasta las personas que trabajan en el almacén. Para ello tenemos que entender que ser sostenible no es ir tachando objetivos de una lista, sino movernos poco a poco hacia un sistema mucho más responsable con el medioambiente y la sociedad, implementando cambios en nuestra rutina. No hace falta pasar de cero a cien de repente; una persona que antes no llevaba un ritmo de vida sostenible no tiene por qué hacerlo todo perfecto en poco tiempo. Lo ideal es ir dando pequeños pasos, con tareas diarias que permitan transformar nuestros patrones y, a gran escala, el mundo. Por ejemplo, separar los residuos adecuadamente, regular la temperatura de la calefacción o el aire acondicionado, apagar la luz cuando se sale de una habitación…
Esa es la parte más bonita y, a la vez, la más compleja de mi trabajo. Creo que lo fundamental es que los equipos sepan que lo que están aprendiendo aquí también pueden, y deben, aplicarlo en sus casas. Por ejemplo, que si les enseñamos que el aluminio que contienen algunos envases de refrescos de la cantina debe desecharse en la papelera amarilla, lo extrapolen a sus cocinas, compartiendo ese aprendizaje con sus familias. De esta forma no solo se transmite el conocimiento, sino que mejoran sus vidas personales y su impacto en el planeta. Al final, el objetivo de lo que hacemos es algo mucho más grande: luchar contra el cambio climático.
Como ya he dicho antes, la clave está en demostrar a nuestros equipos que sus acciones tienen un efecto directo. ¿Cómo? En nuestro caso lo hacemos organizando un par de ejercicios mensuales coincidiendo con fechas señaladas. Por ejemplo, en diciembre de 2022 organizamos dos actividades con motivo del Día Mundial del Suelo y el Día Mundial de las Montañas. Siempre seguimos el mismo procedimiento: preparamos una serie de datos de relevancia relacionados con lo que se celebra, y luego involucramos a los equipos en alguna tarea de aprendizaje. Por el Día Mundial del Suelo, y de cara a concienciar sobre la importancia de cuidar nuestros suelos, entregamos a cada empleado varias semillas para que las cultivaran y cuidaran las plantas en el almacén o en sus casas; y para el Día de la Montaña les pedimos que compartieran con nosotros fotografías o vídeos haciendo rutas o escalando con su familia, mostrándonos cómo disfrutaban de la naturaleza. De esta forma, ayudamos a los equipos a vivir la concienciación tanto en su vida laboral como en la personal.
Lo hacemos con cambios directos. Por ejemplo, ahora mismo estamos demostrando la importancia de reutilizar los materiales con las bolsas que utilizamos para clasificar y repartir los paquetes, fabricadas con rafia. Colaboramos con la Fundación Juan XXIII para arreglar las bases de las bolsas, la parte que más se desgasta, y así poder alargar su vida útil todo lo posible. Cuando ya no pueden arreglarse más, las reciclamos.
También tenemos otro proyecto relacionado con el ahorro energético, en el que invitamos a los empleados a participar activamente. Les preguntamos qué creen que debería cambiar en las estaciones logísticas en relación con el uso que hacemos de la energía. Uno de ellos, por ejemplo, nos propuso instalar sensores en las salas de reuniones para que la luz solo se encendiera cuando entrara alguien, para que no se quede dada cuando la sala está vacía. Además, en el punto de entrada y salida del almacén a la zona de carga tenemos una doble puerta compuesta, por un lado, por una puerta pesada y, por otro, por una puerta más ligera que permite cerrar la salida más rápido. De esta forma, logramos que el almacén esté a una temperatura adecuada para los trabajadores, haciendo un uso eficiente de la energía.
También estamos muy comprometidos con la reducción del papel y una de las iniciativas que hemos llevado a cabo en este sentido es que, en las reuniones semanales de seguridad a las que tiene que acudir obligatoriamente todo el equipo, hemos dejado de pasar la típica lista de asistencia con papel y bolígrafo. Ahora los empleados demuestran que han asistido con una firma digital, lo que evita el uso innecesario de papel.
Una de las mejores cosas de Amazon es que
te permite innovar: en cuanto alguien tiene
una idea, es muy fácil hacerla realidad
En mi familia siempre se ha dicho que la unión hace la fuerza, y creo que aquí se ve el ejemplo clarísimo: tenemos que estar todos los empleados unidos, para que las pequeñas acciones que podamos realizar en el día a día, juntas, contribuyan a nuestro objetivo de sostenibilidad global. En mi caso, además de tener la sostenibilidad como parte de mi trabajo diario, formo parte del grupo de Embajadores para la Sostenibilidad de Amazon. Esto significa pertenecer a un grupo de más de 7500 personas a nivel mundial con diferentes perfiles, nacionalidades y responsabilidades, que tienen un objetivo común: hacer este mundo un poco mejor, concienciando y formando a todos los equipos en materia de sostenibilidad. Cada empleado toma conciencia de cómo poner su granito de arena en el cuidado del medioambiente. Eso es lo que estoy aprendiendo: que tenemos que colaborar todos en ese conjunto de tareas pequeñas, junto a las estrategias a gran escala que se llevan a cabo desde un nivel más corporativo, para movernos hacia un mundo más sostenible. En mi caso particular, tanto en mi puesto de trabajo como en las actividades que hago como Embajadora para la Sostenibilidad de Amazon, mi rol consiste precisamente en aterrizar los objetivos de sostenibilidad de la empresa a un nivel más individual, para que todo el mundo pueda formar parte de ese cambio.
Para empezar, Amazon es cofundadora, junto a la ONG Global Optimism, de The Climate Pledge, el compromiso de alcanzar las cero emisiones netas de carbono para 2040, diez años antes de lo que marca el Acuerdo de París. Se trata de un compromiso colectivo, abierto a que se unan más empresas, de cualquier tamaño, sector y país. A día de hoy, The Climate Pledge cuenta con más de 400 empresas firmantes, entre ellas compañías españolas como Acciona, Cabify, Telefónica, Mahou San Miguel o el Real Betis Balompié. Alcanzar las cero emisiones netas de carbono para 2040 ya es, de por sí, un reto enorme, pero es más ambicioso aún si lo observamos desde la perspectiva de Amazon, una empresa compleja con diferentes áreas de actividad, que obligan a adaptar las metas de sostenibilidad a cada ámbito y a todas las tomas de decisiones. Precisamente por ese motivo llevamos varios años implementando cambios a pequeña y gran escala, de forma transversal.
Uno de los proyectos más apasionantes en el que estamos trabajando es la optimización del embalaje. Hemos desarrollado bolsas de papel y sobres de cartón 100% reciclables que, además de proteger los productos, son capaces de adaptarse perfectamente a ellos, ayudándonos a abandonar esas grandes cajas que transportan demasiado aire y ocupan mucho espacio en las furgonetas de reparto. Así, las emisiones enviadas a la atmósfera por paquete son mucho menores. También hemos eliminado de nuestra red de distribución las bolsas de plástico de un solo uso y las almohadillas de plástico que hasta ahora se incluían en el interior de los paquetes. En lugar de estas almohadillas, utilizamos papel reciclado y totalmente reciclable. Además, tenemos en activo el proyecto SIOC (Ships In Own Container), donde elegimos minuciosamente qué productos se pueden enviar al cliente sin necesidad de añadir embalaje adicional de Amazon. De hecho, pensando en el consumidor, ofrecemos una gama de productos más sostenibles bajo el distintivo Climate Pledge Friendly, garantizando que poseen al menos una certificación de sostenibilidad.
También invertimos fuertemente en energías renovables: somos el mayor comprador corporativo de energías verdes en España, Europa y el mundo, y vamos camino de operar con energía 100% renovable para 2025. Contamos con paneles solares instalados en el techo de nuestros edificios y, además, tenemos varios proyectos a gran escala. Concretamente, aquí en España contamos con 27 tejados solares en nuestros edificios, y con 18 proyectos de energía renovable off-site que tienen una capacidad combinada de más de 1,55 GW. Siguiendo con la transición energética, también aplicamos la innovación en el transporte de la paquetería: en 2021 entregamos más de 6 millones de productos en medios de transporte alternativos, como bicicletas de carga o scooters eléctricas..
Por último, contamos con dos grandes fondos de inversión, The Climate Pledge Fund, para apoyar a aquellas startups que apuestan por soluciones para hacer frente a la emergencia climática, y Right Now Climate Pledge Fund, que financia proyectos de preservación de la naturaleza.
Una de las mejores cosas de Amazon es que permite innovar. En cuanto alguien tiene una idea, es muy fácil hablar con los distintos departamentos para hacerla realidad. Con esto, quiero pensar que mi trabajo diario ayuda a la empresa a alcanzar todos estos retos de sostenibilidad que, estoy segura, va a conseguir. Y que, además, contribuye a concienciar a todo el equipo de operaciones de que sus pequeños actos diarios tienen un gran impacto para sus vidas, y para el planeta.