Escrito por: Luis Meyer
Fotografía: Rafael García
Vídeo: Borja Rebull
A Paula Castellano se le encendió una lucecita cuando pasó por delante de una cafetería. O más concretamente, del cubo de residuos, del que sobresalían unas cuantas latas de café vacías. Donde el resto de los mortales veía residuos, esta diseñadora lucense vislumbró una pieza decorativa única, así que no dudó en llevarse uno de los recipientes a su casa. «Empecé dándole forma y color, diferentes texturas usando cuerdas y papeles, y un día se me ocurrió cablear la pieza y la convertí en una lámpara». En ese momento se dio cuenta del potencial estético de su creación, y el eslogan le salió casi sin querer: «Reutilizar para iluminar».
De ahí fue evolucionando a otros objetos reutilizados como latas de conserva o de leche infantil. Y de esa manera dio con un nicho de mercado para la gente que busca algo diferente y, al mismo tiempo, sostenible. En 2021 fundó su marca, Pau Decò, para vender fundamentalmente lámparas y macetas, pero también otros elementos decorativos en una aventura empresarial que había empezado a germinar bastante antes.
Mis clientes se preocupan por la
sostenibilidad: me preguntan de dónde
vienen los materiales
«El origen es Los Mundos de Pau, en 2015, una iniciativa para dar a conocer a los más pequeños que por ti misma puedes llegar a crear productos diferentes, con un plus de tu propia personalidad». Lo hacía por medio de talleres infantiles para que los niños pudieran desarrollar sus inquietudes creativas. «A raíz de ahí, de lo que percibía de los “peques” cuando veían que podían crear sus propios objetos, me planteé vender mis piezas directamente, o lo que es lo mismo: pasé de transmitir mis conocimientos a usarlos también para mi propio taller». Lo primero fue buscar materiales que se salieran de lo convencional −que suele ser ir a un proveedor−, de modo que empezó con sacos de café reutilizados, hasta el día que se cruzó con las latas: ahí empezó a tomar forma Pau Decò.
El nacimiento del taller fue una consecuencia natural. «Siempre tuve una inquietud por la creatividad, por las cosas hechas a mano, y lo llevaba a cabo en mi vida diaria, solo que un día decidí convertir mi hobby en mi trabajo», cuenta Paula, «que se basa en dar una segunda vida a productos que otras personas desechan y convertirlas en piezas únicas, principalmente de decoración y de iluminación».
Recurrir a material reutilizado supone a veces una limitación pero, matiza la diseñadora, al mismo tiempo es una oportunidad. «Parto del mismo material para lámparas y macetas, las latas de café usadas que recogemos en restaurantes y cafeterías porque ya no tienen más utilidad para ellos, pero a nosotros nos da la base para unas piezas originales y únicas, nos ofrecen la posibilidad de dar una nueva vida, de forma creativa, a cosas que la gente no quiere y acaban siendo productos de decoración exclusivos». Y da con la clave: «Aunque emplee los mismos materiales, nunca hay dos piezas exactamente iguales. Siempre tienen ese detalle diferenciador de lo que está hecho a mano».
Además de esos materiales, el resto de los elementos que componen las piezas de Pau Decò también son sostenibles: las cuerdas de algodón están recicladas, las pinturas de tiza no tienen pigmentos químicos y son naturales, y por eso sus productos son casi en 100% respetuosos con el medioambiente.
Cada pieza es única, porque en la artesanía
ningún producto es igual que otro
La sostenibilidad en el proceso de elaboración está presente incluso antes de su inicio: Paula no tiene que desplazarse a trabajar (con el consumo energético que eso supone) porque ha montado el taller en su propia casa. «Lo decidí así porque es la mejor manera de conciliar, de poder estar con mi familia sin prescindir de lo que más me gusta, que es mi trabajo de artesana. Lo malo es que nunca desconectas, pero cuando tu trabajo te gusta tanto, como es mi caso, es muy fácil sobrellevarlo». Y reconoce que hay partes del proceso que disfruta tanto que no desearía estar en ningún otro lugar. «Lo que más me gusta es la fase de la pintura, soy una loca de las tonalidades, con las que transmito mucho mi propia personalidad a mis piezas, con tonos neutros que generan tranquilidad. La pintura de tiza tiene una textura muy especial a la vista y al tacto, me relaja mucho aplicarla con pinceladas largas sobre el acero de las latas… Es mi momento más gratificante del proceso creativo».
La artesana aplica a rajatabla el dicho de «yo me lo guiso, yo me lo como», aunque lo matiza: «Básicamente soy yo, pero cuando eres madre, trabajadora y autónoma, siempre tienes a alguien que te echa una mano, en mi caso mi pareja, que me apoya en la logística diaria. Eso sí, el trabajo artesanal lo hago yo al 100%». Con todo, pretende aumentar el equipo algún día: «Me encantaría tener un departamento de marketing digital, es un objetivo que tengo en mente, como añadir más personas a mi taller, pero poco a poco. Ahora me centro en el trabajo artesano y en llegar fielmente al cliente final».
Gracias a Amazon Handmade he conseguido
llegar a todos los rincones de España
Cuando Paula empezó a vender sus piezas, la mayoría se interesaba solo por la estética y el precio, pero la sostenibilidad cada vez ha cobrado más protagonismo. «Los nuevos clientes quieren saber cómo está hecha la pieza, ahora se preocupan mucho por que sea respetuosa con el medioambiente». Y pone un ejemplo: «Me preguntaban mucho por las bombillas, que son una parte muy importante de nuestras lámparas, con un filamento antiguo, un gran globo de cristal… Muchos me repetían que no eran de bajo consumo, y a raíz de ahí empecé a trabajar con bombillas LED de cristal tallado que mantienen el diseño pero son mucho más eficientes. Hasta ese punto llega la preocupación de la gente por el medioambiente, que incluso me ha llevado a cambiar ese elemento en mis piezas».
La implicación no termina ahí: «Me piden la historia de cada pieza: de dónde salen las latas, qué madera usamos, que es siempre con certificación FSC, esto es, de bosques que se repueblan de forma sostenible, que tienen talas controladas que evitan su deforestación». Paula lo resume en una frase: «Antes nos preguntaban por el tipo de madera, ahora nos preguntan de dónde viene esa madera».
Paso a paso, sin prisa pero sin pausa, Pau Decò se ha hecho un nombre en el sector del diseño y despierta admiración. El espaldarazo definitivo fue cuando se sumó a la tienda Amazon Handmade. «Como es específica para artesanos, enseguida despertó mi interés. Yo aún no había fundado mi marca actual, estaba más centrada en los talleres infantiles, pero ya empezaba a tener piezas a la venta, y lo vi como una oportunidad de tener visibilidad», recuerda. «Es fantástico, no tanto por el número de ventas, sino por la facilidad que te da. Para un artesano es muy complicado llegar al cliente final, no tengo los márgenes de otras marcas industriales. En Amazon nunca me han exigido unos márgenes, te dan unas condiciones muy fáciles y accesibles, y si necesitas algo siempre tienen a alguien que te puede echar una mano. Nuestro taller, gracias a Amazon, ha llegado a todos los rincones de España, algo impensable antes».
Aunque Pau Decò ha crecido sobremanera en estos años, mantiene viva la esencia de su origen, la de los talleres infantiles. No en vano, cuenta con una línea dirigida a los más pequeños de la casa, Decò Kids. «Es otra manera de seguir concienciando a los niños», reflexiona Paula. «Si como padres tenemos esa filosofía de responsabilidad medioambiental, es fácil transmitirla: yo a mis hijos les inculco los valores que aplico a mi trabajo, a mi empresa y mi producto». Y concluye: «Quienes compran mis piezas para sus hijos, también les comparten esa conciencia de que debemos cuidar el planeta».